El villano y la historia en esta aventura de los protagonistas no tiene mucho en especial, pero no voy negar lo hermoso que han sido las paletas de colores en cada escena; bueno, hasta el momento que sometieron al villano plagiador de pinturas, Madarame.
El episodio está enfocado en cerrar el arco de Madarame, y realmente muestra cuán diferente es la dirección general del anime cuando lo comparas con el final del arco de Kamoshida. En lugar de abarcar tantos detalles de la trama como sea posible y acelerar el contenido, el episodio toma el tiempo para terminar apropiadamente el arco de Madarame.
El segmento donde los "Phantom Thieves" ejecutan su plan para robar el tesoro de Madarame es efectivo. El trabajo en equipo del grupo se pone a prueba, ya que operan de forma independiente para lograr su objetivo. Las escenas fueron memorables, en parte debido a lo increíble que eran las imágenes, pero realmente creo que podrían haber extraído más emoción de Yusuke al verse obligado a enfrentar copias falsas de su pintura más preciada.
La escena que sigue a la derrota de Madarame, es un momento que nos muestra el corazón de los Phantom Thieves, individuos con circunstancias de vida similares (inadaptados) que se unen para representar un cambio social real porque sienten que la sociedad les ha fallado. Es dulce y reconfortante, pero hay una sensación de tristeza y amargura que lo hace aún más impactante. Para empezar, estos jóvenes no deberían haber estado en esta posición, y sin embargo, allí están, un grupo compuesto por víctimas de abuso que intentan hacer que el mundo sea más llevadero para ellos y para los demás.
En general, el arco de Madarame fue genial en todo, por ahora lo mejor que nos ha presentado la serie.
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