lunes, 2 de julio de 2018

Gurazeni. Episodio 11

No tengo bola que lanzar ★★★



Un episodio bastante refrescante en cuanto a las estrategias del béisbol. Un espectáculo que muestra algunos aspectos de la vida adulta y profesional de los beisbolistas en Japón, aunque ficticia, a mí me ha parecido interesante; a pesar de que su temática no atraiga a un público amplio. 

Los tres juegos con los Setouchi Carnabeats hacen que el equipo de Bonda viaje desde Osaka a Hiroshima. Bonda está emocionado ya que se enfrentara a uno de sus viejos amigos, Haratake Hiromi, uno de los jugadores de Carnabeats. Resulta que él ha sido un profesional durante 14 años, con una edad de 32 y tiene un contrato de 29 millones al año. Él y Bonda tienen una buena relación como amigos y Bonda admite abiertamente que admira a Haratake. 



Haratake tiene un poco de fama debido a su programa de televisión y su imagen pública, pero también tiene particularidades que lo hacen famoso en el mundo del béisbol, el hecho de que no es un lanzador táctico o habilidoso, plantea una estrategia efectiva. Pero es obvio para sus compañeros y el público, que Haratake tiene dificultades con su juego. Sus lanzamientos no son muy buenos, por lo que toma mucho tiempo decidir, pero tiene buenos instintos contra los bateadores, y aunque es difícil imaginar por qué ha sido un profesional durante tanto tiempo al ver su gran vulnerabilidad, sigue siendo bastante impresionante verlo lograr una hazaña con su estilo de juego. 

Aun así, Bonda no puede evitarlo y termina obteniendo algo de gloria bateando un Home run (jonrón) que dio a las Spiders la carrera ganadora. Bonda pudo vencer a un Haratake distraído, mandándolo a jugar al segundo equipo con los juveniles. Eso demuestra lo competitivo que es el béisbol profesional, y que si no tienes una mente deportiva 'madura' va ser muy difícil mantenerte en el nivel de los profesionales.


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