Una pelea destacada visualmente con muy buenos detalles pero no tuvo el brillo que desde el principio viene prometiendo la serie, seguramente están guardando lo mejor para el final.
En los animes de deportes especialmente aquellas que retraten el boxeo, las peleas casi siempre se usan para desarrollar el carácter del protagonista y oponente, aquí lo realizan de manera convincente. Joe y Mikio Shirato tienen su última oportunidad de demostrar cuál de ellos es un luchador lo suficientemente verdadero como para llegar a Megalonia.
El Gear que usa Mikio sumado con la modificación que se le hizo en la plataforma, lo ayuda a predecir los movimientos de su oponente, incluso cuando el oponente no está en guardia.
Esto también significa que el público se ve obligado a considerar nuevamente la logística de Megaloboxing, lo cual no tiene mucho sentido cuando se piensa demasiado, aunque cumple su propósito desde un punto de vista artístico. Nunca se ha explicado cuánto o qué tan poco Gear pretende aumentar la fuerza física de un luchador; no puede ser demasiado, ya que Joe ha podido sobrevivir luchando sin su propio Gear por tanto tiempo. Por lo tanto, es lógico pensar que el Gear está destinado a mejorar los reflejos y las defensas naturales de los luchadores.
Aquí es donde entra en juego el conflicto interno de Mikio, porque su ACE ejecuta el software más avanzado; no mejora sus capacidades tanto como las domina por completo. En un flashback al final del episodio, Mikio recuerda el pequeño incidente con Yuri; cuando uno de los puñetazos de Yuri obliga al sistema ACE a levantar automáticamente los brazos de Mikio en defensa, Yuri pregunta si Mikio incluso puede ser llamado un luchador si ACE es el que toma las decisiones. Mikio insiste en que la distinción es arbitraria: él es ACE y ACE es él. Sin embargo, la realidad se vuelve más clara a medida que avanza la pelea con Joe. Mikio está ejerciendo energía física y mental para mantenerse sincronizado con ACE, pero cuando llega el momento decisivo, la computadora toma las decisiones, lo que obliga a Mikio a dudar cuando de otro modo podría haberle dado a Joe un golpe de gracia. Así que, al final, todo se reduce al cálculo de la máquina frente al instinto natural de un luchador.
Después de la celebración por la victoria de Joe, Fujimaki visita a Nanbu para recoger sus 'deudas'. La luna de color rojo en el cielo, y Joe apenas puede acostarse en su cama sin encogerse por el dolor. Avecinado un final todavía incierto para nuestros protagonistas.
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