lunes, 10 de septiembre de 2018

24 Frames (2017)

-☆☆☆☆☆- (ESENCIAL)



Director: Abbas Kiarostami

Por tantas publicaciones de cine y páginas web que reviso, siempre leí grandes elogios hacia el director iraní, Abbas Kiarostami, el cual no he visto todavía sus películas pero si me sé de títulos muy alabados el cual espero muy pronto verlos. Así que esta es la primera película que veo de este director, el cual me dejaba con un sabor de insipidez (al empezar a ver esta película) pero cuando ya estaba finalizar, me dije a mi mismo, contempla esta película con una mente abierta, como deberían hacer siempre los cinéfilos (o aficionados como yo), para convertirse en una experiencia única, la primera película donde sinceramente he podido meditar casi profundamente, un estado de relajación casi natural. Bueno, me quede dormido por unos minutos pero cuando desperté sentí esa experiencia "nueva" (única) de que el cine es más que su significado escrito en un diccionario. Aunque claro, sabía que quizás esto sea solo una rama del cine experimental, pero era algo muy diferente a todas esas pocas películas experimentales que vi. No sé como explicarlo exactamente pero esa 'confusión agradable' fue el motor a seguir viendo y meditando. 
No estoy seguro como se hizo estos "24 Frames" pero pareciera a simple vista que está compuesta por 24 cortometrajes, cada uno con una duración de aproximadamente cuatro o cinco minutos, aunque en los créditos mencionan que utilizaron imágenes elaboradas por computadora supongo que para "extender" temporalmente las imágenes estáticas, una de ellas es una pintura y las otras claramente parecen o son fotografías tomadas.

Es como si uno viera una pintura o la imagen de una fotografía, sabiendo que eso ocurrió en una fracción de segundo en el tiempo, dejándonos imaginar lo que vino antes y después. Esta película hace algo de eso imaginando para nosotros, y cordialmente invita a nuestra participación imaginaria al hacerlo.
Muy pocas de estas mini-películas involucran personas, y no hay una acción dramática o diálogo estándar (y por lo tanto no hay subtítulos). En su mayoría, las imágenes provienen de la naturaleza: vemos pájaros, caballos y otros animales, en entornos que van desde paisajes marinos hasta montañas nevadas y ventanas tranquilas. Sin embargo, el hecho de que no haya una trama o personajes habituales no significa que no haya energía narrativa o atractivo: cada pequeña película parece tener su propio arco dramático, y parte de la diversión de verlo radica en ver cómo cada una de estas se desarrolla.
"Siempre me pregunto en qué medida el artista pretende representar la realidad de una escena", señala el director en el texto de apertura en la película. "Los pintores capturan solo un cuadro de realidad y nada antes o después". Es decir que el director imagina en esta sucesión de 23 imágenes,  que es lo que pudo suceder en ese instante en que se capturo dicha imagen, el antes y después.
La mayoría de los segmentos son silenciosos, pero otros contienen música, como por ejemplo una de "Ave María".

Para mi es una hermosa meditación hecha en una película. Pero a medida que te concentras más y más parecen (bueno para mi) tener un efecto hipnótico. Es fácil perderse en pensamientos sobre cualquier cantidad de temas, incluyendo la naturaleza del tiempo y la naturaleza del cine, y especialmente, la vida y la muerte (la mayoría de las escenas parecen tener lugar en invierno).

El cuadro final es uno de los más conmovedores. Muestra una pantalla de computadora en un escritorio frente a una ventana grande. Parece que es muy temprano en la mañana, todavía un poco oscuro, y el viento mueve los árboles afuera. Una figura está encorvada sobre el escritorio; después de un momento, se agita. ¿Es una persona durmiendo? En la pantalla de la computadora hay una imagen de lo que parece ser una película en blanco y negro donde un hombre y una mujer se abrazan y se besan. La imagen se desvanece, reemplazada por "El Final".

Es una de esas películas en las que te sientas allí mirando, pero la mayor parte del tiempo, tu mente está apenas con el contenido de la pantalla. Al ver la película de Kiarostami, su mente vaga, ampliando el marco para adaptarse a su imaginación. Como tal, la pieza de arte puede verse como una lección sobre cómo ver el arte. A medida que cada cuadro gira hacia un final y el movimiento se detiene, se le recuerda cómo se vuelve diferente el arte cuando se expanden los marcos.
Aunque su tiempo se acaba, Kiarostami sin duda está inspirando a nuevas generaciones de cineastas a superar los límites, y tal vez incluso seguir en su camino de cambiar la percepción del espectador con una sola película.






-- Revisado en Agosto del 2018 —

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