Otro Yokai maligno pero si le agregas un aliado como el Hombre Rata, va resultar una vez más en el catalizador para el caos. Esta vez vendiendo a un hombre inocente un juego "especial" de muñecas Hina (para el día festivo de Hinamatsuri) que supuestamente son tan populares que el Hombre Rata solo puede entregarle al comprador al Emperador y Muñecas de la emperatriz: el resto, dice, aparecerán de una en una. Eso es sombrío en el mejor de los casos, pero ya que estamos hablando del Hombre Rata, es aún peor: las muñecas son realmente grandes, o el encantado "ceja" yokai (solo pelos, en realidad), y funcionan como vampiros de energía. La razón por la que el resto de las muñecas en el set se mostrarán más tarde es porque la gran multitud primero debe elegir a víctimas desprevenidas, drenar su energía y atraparlas en cuerpos de muñecas. Dado que el cliente en este caso es un maestro en la escuela de Mana, eso significa que ella y sus amigos están ahora en peligro inmediato.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los otros humanos en el programa, Mana es muy buena aprendiendo de lo que ha experimentado. En el momento en que sus tres amigas de la escuela desaparecen, está hablando por teléfono con la Chica Gato. Como le dice a Kitaro cuando los dos aparecen, no está segura de que sea un problema de yokai, pero ha aprendido a tomar precauciones. No obstante, lo que no sabe es que ha adquirido el poder de cuidarse a sí misma en el transcurso de la serie, cortesía de Nanashi. Si bien el 'Sin Nombre' ha sido muy cauteloso acerca de por qué ha estado imprimiendo caracteres (¿sellos? ¿Hechizos?) En el cuerpo de Mana, una cosa que ahora sabemos con certeza es que cuando su vida está amenazada por un yokai, ella puede, inconscientemente, activarlos, destruyendo el yokai y salvando su propia vida. Vale la pena señalar, sin embargo, que su "destrucción" es mucho más exhaustiva que la de Kitaro; como aprendimos en el arco de Yokai Occidental, Kitaro simplemente elimina los cuerpos físicos de aquellos a quienes derrota, dejando sus almas intactas. Mana, usando el poder de Nanashi, hace lo que hicieron los compinches de Backbeard: borra completamente al yokai en cuestión, sin dejar atrás ni siquiera su alma.
Ese es un poder muy serio, especialmente considerando que Mana tiene poco o ningún control sobre su activación; de hecho, ella ni siquiera parece ser consciente de que ella fue la que destruyó la tormenta. Eso podría implicar que Nanashi va a controlar a Mana de alguna manera para que Kitaro tenga que "atacarla" y desencadenar el hechizo, forzando así a Mana a matar a su (s) amiga (s) y caer en la desesperación que tanto desea. Es un plan mucho más siniestro, pero todo depende de la fuerza emocional de una niña de trece años... y habiendo sido una y hermana de otras dos, puedo decir con cierta certeza que esos trece años. Las chicas maduras no son exactamente un bastión de fuerza emocional.
Sobre el tema de la fuerza, la manera en que comienza todo el lío es cuando el Hombre Rata, una vez más, se equivoca en lo que no debería. Eso no es sorprendente, pero lo significativo es la forma en que lo hace. En episodios anteriores de la serie, vimos repetidamente a los humanos quitar los sellos viejos o de otra manera ensuciarse con elementos religiosos o espirituales, y por lo tanto, desencadenar un evento terrible. Bueno, esta vez es la misma obra pero con un actor principal diferente: el Hombre Rata come una ofrenda del santuario y arranca un sello de muñecas purificadoras en un santuario junto a la carretera. Este es un claro indicador de que la mitad humana del Hombre Rata puede ser lo que lo sigue metiendo en problemas: se comporta como un humano en el peor momento posible. Ya que tiene los poderes sobrenaturales de un yokai junto a esa curiosidad autodestructiva humana, significa que es capaz de sobrevivir en gran medida lo que sea que comience; Son otros los que pagan el precio por sus comportamientos de tipo humano.
Dado que ahora sabemos que a Mana se le han dado algunos poderes propios, esto no parece ser un gran paralelo para descubrir. Tendremos que esperar que su marca de humanidad sea menos tonta y destructiva que la del Hombre Rata, lo cual, ahora que lo he escrito, parece una apuesta bastante segura.
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